jueves, 28 de agosto de 2014

Evo, el candidato favorito indiscutido de Bolivia


A menos que suceda algo imprevisto, Morales obtendrá la reelección. Lo que está en juego en las elecciones del 12 de octubre es el porcentaje con el cual el oficialista Movimiento Al Socialismo dominará la Asamblea Legislativa.

Por Sebastián Ochoa
Desde La Paz
La campaña presidencial hacia las elecciones de octubre transcurre con total pachorra en Bolivia. Los sondeos de opinión dan al actual presidente, Evo Morales, más del 50 por ciento de los votos. Quien le seguiría está 30 puntos más abajo. Quien salga segundo no puede aspirar, por ahora, a más del 18 por ciento. Por eso en el Movimiento Al Socialismo (MAS) ya están pensando en la manera de modificar la actual constitución para que el líder aymara pueda postularse a una cuarta presidencia, en 2019. En la oposición, antiguos contendientes de Morales, como los derechistas Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga, sólo esperan que el electorado recuerde sus rostros hasta 2019, cuando probablemente volverán a presentarse a una contienda que nunca pudieron ganar.
Inequívocamente, todos los indicios apuntan a que Morales será elegido por tercera vez seguida presidente de Bolivia. Lo único que está en juego en las elecciones del 12 de octubre es el porcentaje con el cual el oficialismo dominará la Asamblea Legislativa Plurinacional. Hasta hoy y desde 2009, el partido gobernante maneja al Congreso en sus dos tercios. Pero si se debiera dar crédito a las encuestas, el MAS perdería su poder absoluto en ambas cámaras, pues sólo controlaría el 50 por ciento.
El presidente, como la mayoría de los bolivianos, está seguro de que triunfará una vez más en las próximas elecciones generales. Desde la llegada de Morales a la presidencia, en 2005, Bolivia pasa por un período ininterrumpido de desarrollo económico como nunca en su historia. Según las proyecciones de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), Panamá y Bolivia lideran el crecimiento en la región este año, con un 6,7 por ciento y un 5,5 por ciento respectivamente.
El Producto Bruto Interno (PBI) de Bolivia corresponde en un 80 por ciento a las ventas de hidrocarburos y minerales. Actualmente, el Estado Plurinacional recibe entre un 60 y un 80 por ciento de las ganancias de las empresas que explotan hidrocarburos. Con esa recaudación, financia una ramificación de bonos, dirigidos a cada sector ajeno al mercado laboral. Hay bonos para los niños que van a la escuela (Juancito Pinto), para las mujeres que recién tuvieron familia (bono Juana Azurduy) y para los ancianos que nunca hicieron aportes jubilatorios (Renta Dignidad).
Quien eventualmente saldría segundo en las elecciones de octubre, el derechista Doria Medina, ya avisó que –de concretarse su fantasía– mantendría este sistema de bonos ya instaurado por el MAS.
Los principales candidatos a la presidencia saben que triunfará quien mejor represente la continuidad del modelo económico boliviano. Aunque nadie podría encarnar mejor esa opción que Evo Morales.
Días atrás, el candidato que tiene encima más horas de coaching –Doria Medina– dijo insulsamente que si él fuera elegido presidente, haría que las ganancias por la explotación de hidrocarburos fueran divididas 50 y 50: la mitad para el Estado y la mitad para la empresa explotadora. De inmediato, masivamente le hicieron entender que en lo sucesivo no debiera ser tan sincero.
El modelo económico boliviano es tan inexpugnable que Morales recibió felicitaciones hasta del Fondo Monetario Internacional (FMI) por su eficaz manejo de los macronúmeros. Pero el presidente rechazó estos buenos augurios como si se trataran de una maldición.
Una encuesta de intención de voto realizada por Ipsos, Apoyo, Opinión y Mercado fue difundida la semana pasada por la red televisiva ATB, cuyos dueños serían empresarios identificados con el gobierno de Morales. Según esta consultora, si las elecciones fueran este domingo, el 59 por ciento de los electores votarían por Morales. El 17 por ciento lo haría por el postulante de Unidad Democrática (UD), Samuel Doria Medina. Mientras el tercer lugar, con el 4 por ciento, pertenecería a Jorge “Tuto” Quiroga, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), quien fue vicepresidente del ex dictador Hugo Banzer, elegido urnas de por medio en 1997. En cuarto lugar, con el 3 por ciento, quedaría Juan Del Granado, del Movimiento Sin Miedo (MSM) y quien fuera aliado del MAS hasta 2009. Quinto y último, con menos del 1 por ciento, quedaría el candidato indígena Fernando Vargas Mosúa, del Partido Verde de Bolivia (PVB). El 17 por ciento restante todavía no se decidió.
Vargas Mosúa es del pueblo mojeño, de la Amazonia de Bolivia. Este líder indígena se lanzó a representar a un caudal de indígenas que no están conformes con el discurso pro Madre Tierra del MAS, que según ellos no se cumple en los hechos. Ahora, en las encuestas miden menos del 1 por ciento. Para este candidato, “las tres candidaturas que llevarían la mayor cantidad de votos se benefician con el triunfo del MAS. Pelean entre ellos, se hacen los distintos. Pero en 2009, cuando fue aprobada la actual constitución, estos tres candidatos se pusieron de acuerdo a través de sus partidos para viabilizar la aprobación de la carta magna vigente, porque en última instancia beneficiaría a los empresarios que representan”.

Tomado de aquí

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