Si alguna vez hubiera visto tus ojos
recordaría tu condición condicionante
porque todo nació antes de ser parido
la muestra se dio en frío
la llanura en la montaña
toda tu contra fue una sensación.
Se había vuelto amor la sutileza
se había tornado olvido el tango
se encontraba disperso el canta-autor
era diamante.
No tenía suerte ni mal augurio;
no era profeta, ni proxeneta, ni suerte.
No había conocido la buena suerte
se había negociado su fuga
diez veces salía libre su causa a muerte
todo lo vivido era disimulo.
Una vez se escuchó al canta-autor
hablaba de viejos pueblos y barras de bar
de aficionados a la poesía suburbana
había hablado sobre-el-cemento
la algarabía del barrio viejo
el centauro paridor /todo un macho/
la ceniza que caía de las rosas
y un gris corazón en la falda del olvido.
Tantas veces silencio
tantas otras rey.
Un sentido aparente al cansancio
y a su vez la soledad de huesos
que me acompañan desde el mismo nacimiento
y aquí
entre tintas
me voy dejando la vida y el disimulo
la sopa y la ciencia
la mierda y el sol.
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