Me paré de repente frente a mí, dos veces.
Escuché la sombra de la sombra haciendo humo.
Me di un espacio alado, la virgen libertad y de nuevo tú.
Supe siempre nuevo.
He visto tantas montañas caer, sólidas, a los pies de la ciudad.
Y un monte sin nombre me ha dado cabida.
Y un simulacro de libro me atraviesa la conciencia.
Y luego el miedo nada atraviesa mis pasos.
Soy la sombra de la sombra y la bestia alada.
Soy el espíritu de lo que vendrá.
No me dejes ir, niña que vienes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario