Donde el cielo buscaba a la patria
y los ángeles al gobierno de turno
las estrellas miraban las bancas
y las nubes sembraban congresos
No se supo si el viento que venía
ese Kemelmager eterno
era Dios o era un monarca
¿qué tipo de mito te enamora, mujer blanca?
Salta la apariencia, tu hermana
y devuélvele la sacristía al gobernante
el que sirve la mesa
levanta los manteles
siembra la vida que después es comida
se atraviesa hasta encontrar la paz.
Dice: ¡No! cuando tocan su dignidad
y se recibe de ternura cada noche
cuando arruma a sus hijos
y le besa la frente
y le reza al santo de los mil milagros
y se despereza la intriga en los sindicatos
y se han hecho hombres y mujeres a lo decente
deseando el amor como si fuera pan
y la caricia como si fuera vida
y el olvido aparte, lejos.
Y la memoria furibunda recorre la piel de estos hombres
y encandila los ojos del corazón de estas mujeres
¡Qué vientre fatal y primario parirá el nuevo mundo!
¡Qué nostalgia de años será la alegría futura!
¡Cómo los hijos y las hijas refundarán la nación mundo!
¡Adelante! ¡El salto al amor es condición!
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