jueves, 24 de noviembre de 2011

Filosofía aquí y ahora IV. José Pablo Feinmann. Encuentro 3: Los movimientos de independencia


Sumario

1 El tren del “progreso”
2 Bartolomé de Las Casas y la refutación del colonialismo
3 La independencia de España y el papel de Inglaterra
4 Los proyectos de nación

1 El tren del “progreso”

En el programa anterior habíamos visto que en la historia se postulaba un tren del “progreso” que estaba encarnado por las naciones metropolitanas y que todas las oligarquías de América Latina se separaron de España para subir a ese tren del progreso que encarnaban Gran Bretaña y Francia, pero sobre todo Gran Bretaña.

Ahora, ese tren del progreso no existía, no había un solo tren. Había un tren para las naciones hiperdesarrolladas y las naciones hiperdesarrolladas metieron a todas las naciones periféricas en otro tren. ¿Por qué otro tren? Porque las condenaron a una economía unilateral, al monocultivo. Entonces cada país se sometió a un producto típico: Argentina al trigo, Bolivia al estaño, Chile al cobre, Centroamérica al azúcar. Y todo eso el imperio inglés lo hizo mantener y las oligarquías de América Latina lo hicieron con mucho gusto porque era muy fácil extraer lo que ya estaba, lo que ya se tenía. En cambio le resultaba muy difícil desarrollar una industria propia que era lo que tenía Inglaterra.

Entonces Inglaterra se asume como taller del mundo: yo soy la industria, ustedes sean el monocultivo. Y es así como el desarrollo fue asimétrico por completo porque una industria siempre tiene un valor agregado que la hace valer mucho más que a las materias primas. Esto fue lo que determinó el subdesarrollo y el atraso de América Latina. 

Ahora bien, quiero dejar claro esto: no es que el capitalismo británico haya sido malvado y los de acá hayan sido ingenuos –o también malvados-. Es el capitalismo. El capitalismo es así. Si ustedes van a ver la película “Wall Street” van a ver que el protagonista dice: la codicia es buena porque la codicia es el alma de la economía. Entonces, no es una lucha de buenos y malos, es una lucha en la cual los intereses toman una determinada relación pero en esa relación de intereses América Latina terminó confinada al monocultivo y al atraso porque no pudo desarrollar una industria propia. Desearon fervorosamente salir de la órbita española porque deseaban entrar en la órbita del progreso histórico. “Hay progreso histórico si ustedes se unen a las potencias que encarnan ese progreso histórico”.

Y España dejó de encarnarlo. España lo encarnó en la conquista de América pero fue una encarnación de un movimiento que despertó al sistema capitalista a través de una brutalidad enorme que fue llevada adelante con la espada y la justificación de lo evangélico. A esto, muy meritoriamente se opuso un clérigo español, Bartolomé de Las Casas, que se apiadó tremendamente de los indios masacrados por la conquista de América. Yo no quiero asustarlos, no quiero asustar a nadie, pero la conquista de América fue una masacre de los pueblos originarios. Yo diría que hubo por lo menos 40 millones de muertos en América Latina y fue el arrasamiento de los pueblos originarios de los cuales no quedó casi nada.

Bartolomé de Las Casas nos deja su documentación y su palabra adolorida, dice: ¿con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas? Clarísimo lo de Bartolomé: ¡¿con qué autoridad?! Esto la monarquía española lo diría claramente: porque nosotros somos occidente, porque nosotros somos los países de la civilización, por eso hemos venido acá y hemos hecho estas atrocidades Sr. Fraile Bartolomé de Las Casas, que usted está denunciando inútilmente porque la vamos a seguir haciendo. Lo cierto es que la siguieron haciendo y Bartolomé de Las Casas pasa a la historia como un testimoniante que fue sensible al horror de la masacre de los pueblos originarios, pero que no la pudo impedir. Porque mal puede impedir un buen fraile todo un proceso histórico que se basa en la masacre de esos pueblos para lograr la extracción del metálico, del oro que hay en esa tierra que se ha conquistado.


2 Bartolomé de Las Casas y la refutación del colonialismo

Es notable lo que ocurre con Fray Bartolomé de Las Casas, porque si uno piensa en todos los clérigos que había en América Latina durante el proceso sanguinario de la conquista española lógicamente uno se pregunta por qué uno sólo tuvo un corazón sensible para decir: ¡Paren la matanza! Y largar frases como: “La matanza tiene como fin último, el oro y las riquezas”. Detengámonos en esta frase porque esta frase es extraordinaria. No la decimos nosotros porque queremos mostrar que hemos sido los buenos y los que hemos sido expoliados; lo dice Bartolomé de Las Casas que era español, que era cura, y dice: las matanzas tenían como fin llevarse el oro y las riquezas. Entraron los conquistadores como lobos, como tigres, como leones, cruelísimos, e impusieron días de hambre y de muerte a todos los indígenas. 

Para nosotros, Fray Bartolomé de Las Casas, y para todo el pensamiento anticolonialista, es un ejemplo excepcional. Porque todo aquello que el pensamiento de la derecha dice, que la conquista de América fue progresiva y que integró a América al progreso de la humanidad, lo que está diciendo un hombre de Dios -Fray Bartolomé de Las Casas- es: esto no integra nada a la humanidad, lo que se está produciendo aquí es una matanza inclemente que se genera para llevarse las riquezas de América al centro del mundo, a España. Y están buscando también los tesoros del Perú. (Los tesoros del Perú eran un mito a los cuales los conquistadores querían llegar porque se hablaba de una región en la cual estaba acumulado todo el oro de América Latina, de este continente)

Ahora, es Bartolomé de Las Casas el que dice que este continente fue saqueado injustamente, injuriado, vejado en nombre de la codicia de la razón occidental, encarnada –en este caso- por los aventureros que fueron los conquistadores españoles. Tampoco queremos pelearnos con España, pero España tiene que asumir que esto fue así. Nosotros no podemos decir otra cosa. Hubo un genocidio para llevarse las riquezas de América Latina a la monarquía española que no supo mucho qué hacer con ellas porque terminaron desarrollando las industrias británicas. Porque, finalmente, a través de los piratas y los robos a los galeones fue Inglaterra la que terminó quedándose con las riquezas de América Latina.

Esa conquista se trató de una guerra tiránica. En realidad, los conquistadores que llegaron fueron tiránicos y los curas que llegaron con ellos ayudaron muchísimo a ese genocidio. Esto se va a repetir, se repitió en la Argentina. Pero a ese genocidio el cura viene para evangelizar al indio. Si el indio no acepta la evangelización lo que no está aceptando es que el alma entre en él. Si el alma no entra en él, al no entrar el alma de Jesús, el conquistador lo puede matar sin ningún remordimiento de conciencia.

Entonces, el pensamiento de de Las Casas está refutando la esencia del colonialismo porque la esencia del colonialismo, su bandera dice: con nosotros llega el progreso, llega la civilización, con nosotros América es incorporada al mundo. Y esto es lo que va a decir todo el pensamiento de la derecha: es una bendición, así entró América al mundo. La tierra americana pasa a ser del conquistador. El conquistador se queda con la tierra y mata a los pueblos originarios a los cuales pertenecía la tierra.

Es frente a esta situación -que España establece con la conquista- que se rebelan las revoluciones latinoamericanas ya en el siglo XIX. ¿Contra qué se rebelan? Contra los descendientes de aquellos conquistadores que arrasaron con los pueblos originarios. Los que se van a rebelar son los criollos, los criollos que quieren salir de la órbita española para comerciar con las grandes potencias imperiales. Lo hacían a través del contrabando, lo venían haciendo, pero ahora si se hace esta revolución –que tiene como única finalidad echar al colonizador español y lograr una libertad de comercio y no estar sujetos al monopolio de comerciar sólo con Cádiz- podrán comerciar con todo el mundo.

3 La independencia de España y el papel de Inglaterra

El pensamiento de José Carlos Mariátegui es muy preciso en señalar que las revoluciones de América Latina no fueron revoluciones en el sentido de cambiar el orden social imperante. Lo que cambiaron fue la burocracia española, a la burocracia española la echaron y pusieron a los criollos a gobernar estos territorios, pero no hubo un cambio en la tenencia de la tierra, por dar un ejemplo. Lo que hubo fue la expulsión de la burocracia hispánica para reemplazarla por los criollos que tomaban las riendas de su propio destino.

Esto ocurrió en toda América Latina y permitió que estos territorios se entregaran al comercio libremente (porque antes Inglaterra lo hacía por contrabando). El 25 de mayo de 1810 en la Argentina, en el Río de la Plata habían anclados buques ingleses que festejaron la revolución con cañonazos. Sabían lo que hacían. Iban a entrar, ya no como guerreros como en las torpes invasiones inglesas en 1806-1807, sino que iban a entrar, sobre todo, a través del sistema bancario y a través de las mercancías. Es la lucidez de George Canning que va a decir: bueno, basta de torpezas. Nosotros no tenemos que ser guerreros en América Latina, no tenemos que ir a conquistar esos territorios, los podemos conquistar de otra manera. Los podemos conquistar con la economía. 

La economía del imperio ha sido el arma más poderosa que ha tenido el imperio de su lado para estos territorios. Estos territorios no son inocentes porque fueron sus clases más acomodadas las que aceptaron lo que Tulio Halperín Donghi –a quien nadie puede acusar de marxista, de izquierdista, o de pequeño idiota latinoamericano- llama “el pacto neocolonial” en su “Historia de América Latina”. Efectivamente, se estable un pacto neocolonial. ¿Cuál es el pacto neocolonial que se establece en América Latina? Inglaterra va a ser el taller del mundo, nos va a proveer de mercancías, de todo lo que nosotros necesitemos que sea elaborado a través de la industria. Y los países de América Latina van a tener que entregar en el intercambio con Inglaterra los productos de su tierra, los productos originarios de su territorio. Argentina entregó su trigo y su ganado. El azúcar fue fundamental en la zona del Caribe. 

Y hay una muy buena película que usted puede comprar ya inmediatamente o alquilar en su videoclub que es “Queimada” de Guillo Pontecorvo, película en la cual Marlon Brando hace a “Walker” –un agente inglés- que llega a esa isla y les dice: ustedes lo que tienen que hacer es liquidar a todos aquellos que se opongan al proyecto que los va a enriquecer. Y esos burgueses le preguntan: ¿cuál es el proyecto que nos va a enriquecer? Comerciar solamente con nosotros –dice el inglés. Vendernos el azúcar solamente a nosotros y nosotros les vamos a dar todo lo que necesiten. Les vamos a fabricar hasta las tacitas para tomar el té. Porque Inglaterra –esto lo había dicho ya Adam Smith en “La riqueza de las naciones”- tiene que funcionar como el taller del mundo y tiene que tener al mundo como su comprador, como su cliente. Y ese cliente, a la vez, tiene que entregarle a Inglaterra las materias primas para que el imperio pueda llevar adelante sus industrias.

Lo que ocurrió con esto –y lo que va a ocurrir-es que una industria siempre tiene valor agregado mientras que un producto primario es primario justamente porque no tiene valor agregado, se lo entrega tal como se lo saca de la tierra. Por eso nuestras oligarquías latinoamericanas fueron infinitamente cómodas, fueron algo así como el amo hegeliano que –dice Hegel- “se evapora en el goce” mientras el esclavo es el que trabaja. Entonces entregaron los productos primarios de América Latina, e Inglaterra les entregó todo lo que necesitaban igual que en el sur de los Estados Unidos. El sur le entregaba algodón a Inglaterra y en el sur hasta los manteles eran hechos en Inglaterra.

Esta relación profundamente desigual explota en el crack del ’29 y ahí es donde los países de América Latina se dan cuenta que tomaron un camino equivocado, que el tren de la modernidad no era para ellos.

4 Los proyectos de nación

El hecho de que los países de América Latina quedaran confinados a la producción de un solo producto, es decir al monocultivo, establecía una relación de profunda desigualdad entre América Latina y los centros metropolitanos de la economía. Entonces, se careció en América Latina de un proyecto nacional que integrara a los países a través de economías regionales, autónomas, que produjeran auténticamente distintos productos que no fueran importados sino que sirvieran para el desarrollo interno de cada país. No hubo mercado interno. Y mercado interno tiene otro nombre, tiene el nombre de nación. Donde hay un mercado interno hay una nación. Donde hay una nación hay una patria. Donde hay una patria es necesario un Estado. 

Entonces, en toda América Latina lo que hubo fueron oligarquías que vivieron gozando de la abundancia fácil de los productos primarios, pero no construyeron un país. Construyeron centros urbanos de goce de esas oligarquías. Un país se podría haber construido con el desarrollo integral del país. Es decir, no sometiéndose a un único producto sino desarrollando todos aquellos que el país pudiera desarrollar con lo cual se habría podido crear el mercado interno, se habría podido dar trabajo, no habría sido “necesario” matar a tanta gente sino que se la habría integrado a una economía que podríamos llamar de integración. Pero para integrar económicamente a un país hace falta un mercado interno y una producción para ese mercado interno.

Hubo quienes se opusieron siempre a esta fácil economía de mandar a Europa lo primero que tenemos. A ver, ¿qué crece aquí? Aquí crece maíz, mandamos maíz. Hay azúcar, mandamos azúcar. No, no, no. Hubo pensadores, hubo políticos que plantearon otra cosa. Por ejemplo, Salvador Allende nacionaliza el cobre. Esta es una medida fundamental que indignó a Nixon y a la CIA. Apenas Salvador Allende nacionaliza el cobre, Nixon, Kissinger, el diario El Tribuno (que fue uno de los principales diarios que colaboró en la caída de Allende), la ITT y la Pepsicola y el Chase Manhattan Bank dicen: este es un gobierno al que hay que tirarlo abajo. Porque cómo se atreve a nacionalizar el cobre. El cobre no es de Chile, el cobre es para entregarlo a los países que dominan el mercado mundial. 

Vemos que esto ha ocurrido en todas las épocas. Desde el comienzo la caída del gobierno de Allende es planeada por este tipo de medidas proteccionistas. Siempre se han enfrentado el proteccionismo y el librecambio. ¿Qué es el proteccionismo? El proteccionismo es decir: miren señores, no nos manden máquinas de coser porque la vamos a fabricar nosotros. Eso es proteccionismo económico, y nosotros fabricamos nuestras máquinas de coser en lugar de que nos las envíen los ingleses. Pero se eligió el liberalismo, y el liberalismo qué es: miren, mándennos sus máquinas de coser, estamos abiertos a todo lo que nos quieran mandar y nosotros les enviamos lo que ustedes quieran. ¿Ustedes quieren que seamos monocultivistas? Bueno, para eso somos libres, elegimos libremente ser monocultivistas y ustedes libremente mándennos todos los productos manufacturados que nosotros podríamos hacer si fuéramos proteccionistas, pero ¿cómo vamos a ser proteccionistas? Lo fue el Paraguay, pero porque tuvo un dictador, Francisco Solano López, y cerró el Paraguay. Claro, es cierto, en el Paraguay hubo astilleros, hubo un desarrollo capitalista profundo, independiente, autónomo, por eso tuvimos que arrasar al Paraguay con 600.000 paraguayos muertos (en la Guerra de la Triple Alianza). Y esas cosas hay que hacerlas en nombre del “progreso de la historia”.

Incluso el mismísimo Marx va a decir: “¿qué importan los horrores, si los frutos son placeres? No mató a miles de seres de seres, Tamerlán en su reinado.” Con lo cual está diciendo no importa los costos humanos que impliquen la penetración imperialista en los países coloniales. Porque el mismo Marx apoya el desarrollo burgués porque dialécticamente, hegelianamente, cree que de ese desarrollo burgués va a surgir el proletariado industrial que va a llevar a estos países a la liberación. Pero aquí se equivocaba muy seriamente.

En cambio, las oligarquías criollas no necesitaban de esa dialéctica. Las oligarquías criollas de todos los países de América Latina dijeron “librecambio”. Librecambio porque con el librecambio nosotros enviamos la materia prima e Inglaterra nos manda los productos manufacturados. En cambio un Estado proteccionista habría defendido la economía nacional y habría llevado a la economía nacional a fabricar autónomamente, internamente, aquellos productos que un mercado interno habría reclamado. Esto no se hizo y los países de América Latina se constituyeron en exterioridad, es decir, dándole la manija central al imperio y sometiéndose al único producto que cada uno de ellos lograba producir. Así América Latina quedó condenada al atraso industrial y ese ha sido su destino tan oscuro en el aspecto económico. Por ende, fue un continente subalterno ante las grandes potencias. 

Vamos a desarrollar más estos temas, porque no son fáciles, pero lo vamos a hacer. Hasta luego.



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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Filosofía aquí y ahora IV. José Pablo Feinmann. Encuentro 2: La filosofía europea y América Latina


Sumario

1 El nuevo mundo
2 El sujeto capitalista y la conquista de los entes
3 Capitalismo y razón instrumental
4 Las revoluciones en América Latina

1 El nuevo mundo

Tenemos que indagar ahora en una relación muy interesante que es la relación entre la filosofía europea y América Latina. Vamos a partir de la cumbre del pensamiento europeo que es Jorge Guillermo Federico Hegel

Hegel, desde la Universidad de Berlín en 1831, venía dando sus “Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal”. Hay un capítulo que Hegel le dedica al “nuevo mundo”. En la visión olímpica de Hegel –porque es la visión de un Dios olímpico- que en ese momento está en la cumbre del pensamiento y es el filósofo oficial de Prusia y de Federico Guillermo –o sea, es un lujosísimo filósofo de la monarquía-; no le va a negar el honor a América Latina de haber salido de las aguas al mismo tiempo que el viejo mundo. En realidad dice: sí, habrán salido de las aguas al mismo tiempo. Sin embargo –dice Hegel- yo observo que en el “nuevo mundo” hay todavía una inmadurez geográfica (ustedes observen el desdén colonialista que hay en esta frase que no le concede al nuevo mundo ni siquiera el haber cerrado geográficamente). 

Entonces imaginen la enorme superioridad del viejo mundo que viene del alma griega, el helenismo. Los griegos son la base de la filosofía occidental. Hegel va a decir que el “nuevo mundo” no tiene muchas posibilidades de desarrollo todavía, que afortunadamente Europa lo ha incorporado y se verá en el futuro qué va a ocurrir. Y pronostica una guerra, una guerra muy interesante que se ha dado –o no se ha dado, depende de la interpretación que hagamos- entre el “nuevo mundo” del Sur y el “nuevo mundo” del Norte, entre América del Sur y América del Norte. 

La cuestión es que Hegel dice que estos territorios deben ser colonizados por Europa para que entren dentro de la Historia Universal. Para Hegel todo aquello que es tomado por Europa es tomado por el Espíritu, por la racionalidad, por la Historia. Hay pueblos sin historia: los pueblos sin historia son aquellos pueblos que no han sido tomados por el avance de la modernidad occidental. 

Estamos viendo aquí algo muy claro: es la gran concepción hegeliana justificando al colonialismo. Allí donde entra el colonialismo –va a decir Hegel, o lo está diciendo- entra la Historia. Cuando Hegel habla de África más despectivo no puede ser. Y cuando habla del mahometanismo y del Islam también. Dice: el Oriente se acabó, se ha quedado dormido en la pereza islámica. Fijensé qué interesante esto que dice Hegel, “la pereza islámica” se ha quedado dormida y ha expulsado al Islam de la Historia. Bueno, todos sabemos que la aparición del Islam en la Historia ha sido bastante espectacular. 

Hegel habla de la dialéctica. La dialéctica es una herramienta que no es un método que Hegel le pone a la Historia desde afuera. Hegel va a decir que la dialéctica es el movimiento interno de la Historia. La Historia es dialéctica, como la Historia es dialéctica avanza de negación en negación y finalmente llega a su gran afirmación final que es el Saber Absoluto que se da en la filosofía hegeliana.

El gran discípulo de Hegel, el más lúcido de la izquierda hegeliana, va a ser Marx. Marx también va a tener un pensamiento muy concreto acerca de la situación colonial. En El Manifiesto Comunista (1848) Marx desarrolla una admiración por el poder revolucionario de la burguesía que es sorprendente, hasta el punto en que algunos dicen si Marx ha venido a enterrar a la burguesía o a alabarla. A esta burguesía Heidegger le va a encontrar su surgimiento en el cogito cartesiano, en el sujeto cartesiano. Esta burguesía –para Marx- debe expandirse planetariamente. Allí donde entre la burguesía capitalista entra el progreso –va a decir Marx. Incluso Engels tiene un texto que dice: en buena hora Estados Unidos ha conquistado a México porque al conquistarlo va a instalar ahí las modernas relaciones de producción capitalista, y solamente así va a surgir un proletariado industrial que es el que va a hacer finalmente la revolución

Vamos a desarrollar más estos aspectos, los aspectos colonialistas del método dialéctico.


2 El sujeto capitalista y la conquista de los entes

La crítica a la modernidad capitalista la encara Heidegger en los libros que siguen a su primera gran obra maestra “Ser y tiempo”. Concretamente, la crítica es la siguiente (no es sólo de Heidegger, a esta altura uno puede adoptarla, cambiarla, pero este punto de vista lo largo Heidegger): con Descartes el hombre capitalista gana su subjetividad y se pone en la centralidad de la Historia. Yo había dicho que el surgimiento fáctico del capitalismo era la conquista de América. Aquí tenemos el surgimiento subjetivo del hombre capitalista. El hombre capitalista está ahora en el centro porque lo único indubitable es el sujeto. Descartes dice: “de lo único que no puedo dudar es de mi duda y si yo dudo es porque yo pienso”, entonces lanza esa famosa consigna: “pienso, luego existo”. 

Ahora, esta subjetividad capitalista que ya en los hechos está conquistando el planeta fortalece al hombre capitalista porque le da la certeza de que la realidad existe porque la piensa el sujeto. Lo fundamental del idealismo filosófico es deducir la existencia de la realidad a partir del sujeto cognoscente. Y esto surge con Descartes, luego se desarrolla con Kant y con Hegel.

Heidegger dice que en ese momento el hombre “olvida al ser” y se consagra a la conquista de los entes. Esto lo vamos a aclarar porque es fácil: que el hombre olvide al ser a nosotros no nos tiene por qué importar demasiado, le importa mucho a Heidegger, digamos. Pero vamos a la cuestión de que el hombre se consagra a la conquista de los entes. Los entes son las cosas. Entonces, Heidegger dice que el hombre capitalista cuya subjetividad surge en Descartes se consagra, a través de la técnica, al dominio de la naturaleza, a la explotación de la naturaleza y a la devastación de la tierra. Heidegger no va a hablar de colonialismo, no va a hablar de explotación, no va a hablar de lucha de clases; es un señor campesino al cual le importa mucho que la tierra sea devastada. Pero está señalando un punto muy importante de la razón occidental: la razón occidental necesita arrasar la tierra para realizar su poder técnico. Necesita arrasar los bosques para construir casas y, como hoy, necesita tener petróleo para que un país enorme funcione y eso determina una guerra. Si hubiera arvejas en Irak, Estados Unidos no estaría allí. Son los proyectos imperiales los que determinan las guerras. Si hubiera petróleo en América Latina tal como hay en Irak, Estados Unidos estaría aquí.

El hombre occidental se guía por su razón y hay una explotación racional de la naturaleza. Pero este pensamiento de Heidegger es incompleto porque no señala que ese hombre es el hombre del colonialismo. Heidegger –y, por favor, yo quisiera que escuchen esto claramente- está tan de moda hoy porque es el único pensador de derecha que critica al capitalismo, entonces toda la filosofía que sigue a Heidegger y quiere huir del marxismo cuando ve el colapso inminente –o no tan inminente- de la Unión Soviética, dice lo siguiente: salgamos de Marx porque la Guerra Fría se soluciona a favor de los Estados Unidos… ¿qué otro gran filósofo hizo una crítica a la modernidad capitalista? Bueno, Heidegger –dice Michel Foucault, Deleuze, Derrida, Althusser, el estructuralismo y el posestructuralismo. 

A la vez comienzan a postular la importancia del lenguaje. Esto hace que los filósofos europeos reemplacen la crítica de Marx por la de Heidegger. Ahora, la de Marx señalaba que la modernidad capitalista instauraba una situación injusta, una situación de lucha de clases en la cual una clase dominaba a la otra y la explotaba. Pero Heidegger no señala eso, Heidegger –que va a terminar en un misticismo Zen- lo que dice es que el hombre capitalista a través de la técnica devasta al planeta para conquistarlo, pero el horror va a ser que el hombre capitalista olvida al ser. Y todavía añade algo más extraño: que no sólo el hombre capitalista olvida al ser sino que el ser se retira. Yo, la verdad, esas cosas, los heideggerianos me podrán odiar porque hay todo un enorme club universal de heideggerianos, pero yo no sé adónde se fue el ser. La cuestión es que nunca lo vi, no lo conozco, ni Heidegger lo vio al ser; se ha retirado tanto que nadie sabe dónde está.
Lo que sí sabemos es que el hombre capitalista se muere por conquistar los entes y que ésta es la esencia del capitalismo. Pero Marx a los entes los llamó mercancías. Vamos a ver qué es eso y qué diferencia hay entre una actitud y la otra.  

3 Capitalismo y razón instrumental

Heidegger influye muy fuertemente en dos pensadores muy importantes que son: Adorno y Max Horkheimer. Adorno y Horkheimer escriben en California, a partir de 1940, un libro fundamental, muy difícil, muy extraño que se llama “Dialéctica del Iluminismo”. La “Dialéctica del Iluminismo” va a postular que el Iluminismo, es decir, esa razón que surge con la Revolución Francesa –que es la revolución capitalista y burguesa por excelencia-, esa razón endiosada por los pensadores de la Revolución Francesa, es para ellos lo que llaman la “razón instrumental”. La razón instrumental es lo que Heidegger llama el “tecno-capitalismo”. Entonces, la razón instrumental –para Adorno y Horkheimer- está destinada también a devastar la tierra, a arrasar la tierra, a utilizarla para los beneficios del capitalismo.

Lo que hacen con esto Adorno y Horkheimer es cambiar el eje del pensamiento marxista que ya no hace pie en la lucha de clases sino en la relación del hombre con la naturaleza. Antes, en Benjamin, en las “Tesis sobre filosofía de la historia”, él hizo una crítica más profunda que la de Adorno y Horkheimer en la cual va a decir que la historia es la historia de la catástrofe humana. Aquí la crítica a la modernidad ve a la modernidad como la destrucción de la historia humana.

Ahora, evidentemente, según lo estamos viendo, esta razón del tecno-capitalismo y esta razón instrumental, si está dispuesta a devastar la tierra, está dispuesta a devastar todo el planeta. En consecuencia ésta es la razón colonialista. La razón colonialista es una razón que busca planetarizarse. Es decir, conquistar todo el planeta. Y esto lo va a decir Sarmiento en uno de los libros más pro-imperiales que ha sido escrito en occidente que es el “Facundo” (1845). Sarmiento está de acuerdo positivamente con el desarrollo de la razón occidental porque –atención- para muchos, que esa razón occidental penetre en los países de la periferia, es su deseo. Desean ser conquistados por esa razón occidental, entrar en el tren de la Historia. Saben que quedarse afuera del desarrollo de la razón occidental es quedarse afuera de la Historia. 

Entonces, ideólogos de esta razón como Sarmiento ven claramente que aquí en la Argentina la modernidad de occidente las representan las clases portuarias, las clases ilustradas, que se relacionan con los países que están a la vanguardia del desarrollo imperial, fundamentalmente Gran Bretaña y Francia. Con esta certeza de Sarmiento y de Mitre de que ellos encarnan la racionalidad de occidente, conceptualizan al resto del país como aquellos que no la encarnan. Y aquí es donde surge la contradicción que ha instrumentado el desarrollo del colonialismo. La contradicción entre la civilización y la barbarie. El colonialismo se presenta como la civilización. Allí donde entra el colonialismo entra el progreso, la cultura, la progresividad histórica (es decir, aquellos países que se relacionen con los países más desarrollados los van a seguir en un desarrollo que les va a permitir alcanzar a esos países desarrollados). Esta es la postulación de Sarmiento, Mitre y el puerto de Buenos Aires que dejan de lado por completo -conceptualizándolos como barbaros- a todo el resto del país y, tanto al interior mesopotámico como al interior mediterráneo, los arruina con el libre cambio que permite la entrada de las mercancías británicas

Todo esto entra en una crisis terminal y en este país lo que se hace, lo que se construye es una ciudad y no un país. Porque Buenos Aires se adueña de la Historia, y luego de la batalla de Pavón donde Urquiza se la entrega a Mitre, Mitre declara la guerra de policía a las provincias y aniquila al gauchaje federal que pudo haberle dado a la Historia argentina un sentido lateral como quería Alberdi -por ejemplo- que quería un liberalismo integracionista. En cambio el liberalismo fue exterminador y no hubo sentido lateral, hubo un solo sentido que fue el de la burguesía comercial de Buenos Aires y los sectores ganaderos y agrarios aliados a ella.

4 Las revoluciones en América Latina

¿Qué pasó en América Latina? Porque estuvimos viendo qué ocurrió en nuestro país. En la Argentina los sectores dominantes aceptaron acríticamente la modernidad capitalista creyendo que los llevaría al progreso. En todo el resto de América Latina ocurrió algo absolutamente similar. Todas las revoluciones que se hicieron en América Latina –y, por favor, les pido atención a esto porque es muy importante porque por muchos lados se dice algo distinto, incluso pensadores de izquierda o nacional-populares dicen lo mismo que los pensadores de la derecha tradicional-, los movimientos independentistas fueron para liberarse del poder monopólico monárquico español. Para todos los movimientos independentistas España era el atraso y había que derrotar a los godos para poder entrar en la corriente de la modernidad capitalista.

Entonces, se realizan esas revoluciones que en realidad son una lucha para echar al conquistador español y para tener la libertad de comerciar con quien se quiera, sobre todo con Inglaterra. Por eso la causa de la revolución latinoamericana está tan apoyada por Inglaterra. Esto está hegemonizado por las oligarquías de cada país, por las burguesías mercantiles hambrientas de mercancías europeas para enriquecerse con su intermediación. De aquí que todo proyecto de unidad de América Latina haya fracasado por completo porque América Latina no buscó su unidad, buscó lo que se ha llamado su balcanización o su desunión porque todas esas oligarquías no querían unirse. Cada una quería hacer su propio negocio a partir de su propio país. Hubo quienes señalaron esto mostrando que era la sumisión a otro imperio. Salir del imperio español para entrar en el imperio británico.
¿Quiénes fueron? Bueno, podemos hablar del mismo Bolívar, hasta Mariátegui, José Martí, un pensador como Salvador Allende que en Chile expresa este deseo de independencia. Pensadores como Leopoldo Zea, el mexicano, que escribe un libro que se llama “Filosofía de la historia latinoamericana” o los filósofos de la llamada teoría de la dependencia en los años ’70 que son Ghunder Frank, Theotonio Dos Santos, Darcy Ribeiro, etc. Pero los que más hondamente vieron esta cuestión, creo que hay en Bolívar un intento temprano de buscar la unidad del continente latinoamericano. 

Y, mi teoría, que vamos a desarrollar más adelante porque más adelante vamos a desarrollar a todos estos pensadores: a Mariátegui, a Martí, la Revolución Mexicana… pero creo que en la reunión de Guayaquil Bolívar le debe haber dicho a San Martín algo de sus planes sobre la Gran Colombia. San Martín lo debe haber interpretado como la ambición desmedida de Bolívar para crear la Gran Colombia o la unidad latinoamericana y convertirse en el dictador de ese proyecto. Y, en todo caso, San Martín le habrá dicho que él no había venido a Latinoamérica para eso, que él había venido para liberarla del yugo monárquico español, que esa tarea estaba realizada y que él se despedía porque él había venido para eso. Se negó a entrar en las Guerras Civiles argentinas (1814-1880) (tarea que hizo Lavalle malamente) y parte habiendo cumplido la tarea que había venido a realizar.
Las conclusiones que nosotros tenemos que sacar son que en toda América Latina -con distintos matices, a veces muy importantes- se da un mismo proceso de salir de la dominación española para entrar en relaciones económicas y culturales con el imperio británico, con Francia, es decir con la modernidad capitalista. América Latina advierte que el tren de la historia va por ese lado y que el atraso iba por España. Por eso hay que salir de España y entremos en este otro tren que es el del capitalismo progresivo que nos va a llevar a nuestro desarrollo. Gran error porque había dos trenes: un tren en el que iban los países imperiales que metieron a los países que se quisieron integrar en otro tren que llevó al atraso y a la frustración a los países latinoamericanos.

De todos modos, la modernidad capitalista en estos momentos está en crisis en todo el planeta porque no ha podido resolver ninguno de los problemas que el marxismo había planteado, ante todo, la desigualdad. Si no resolvió la desigualdad es que no superó realmente al marxismo porque alguien supera algo cuando supera lo que el otro le había cuestionado. Entonces, no se lo ha superado porque lo que se le cuestionó al capitalismo, es decir su desigualdad flagrante, el capitalismo no la ha superado. La desigualdad cada vez crece más y nunca hubo más hambrientos en el mundo.

Vamos a desarrollar todo esto, que es penoso pero es necesario, en las siguientes reuniones en que nos encontremos. Hasta luego.   



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Filosofía aquí y ahora IV. José Pablo Feinmann. Encuentro 1: La filosofía latinoamericana






Sumario

1 Centro y periferia
2 La razón en cuestión
3 Colonialismo e imperialismo
4 ¿Un pensamiento periférico?

1 Centro y periferia

Hola, esta es la cuarta entrega, el cuarto ciclo de “Filosofía aquí y ahora”. El cuarto sorprendente ciclo porque cuando empezamos esto –que lo empezamos lógicamente en su primer ciclo- no pensábamos que íbamos a llegar ni siquiera a la terminación del primero porque es muy raro hacer Filosofía en televisión. Esa fue la apuesta difícil que hicimos. Y estamos ya en nuestro cuarto ciclo o sea que estamos sorprendidos pero contentos.
Este cuarto ciclo se diferencia de los anteriores porque aquí nos vamos a ocupar de un tema específico que nos concierne profundamente. Nos vamos a ocupar de América Latina, el continente en el cual todos nosotros vivimos, malvivimos, sufrimos o gozamos. O sea, el título de esta cuarta entrega es: “América Latina: Filosofía y Colonialismo”. 

Para analizar la cuestión de la Filosofía y el colonialismo tenemos que ver un poco cómo fue posible el colonialismo, cómo surge el colonialismo. En verdad, para empezar y decirlo claro: vamos a hablar de la modernidad capitalista. La modernidad capitalista tiene un surgimiento fáctico, un surgimiento en los hechos. El surgimiento que tiene en los hechos parte del llamado “Descubrimiento de América” en 1492. Los que defienden los derechos de los pueblos aborígenes de América Latina tienen su propia historia y no aceptan el “ser descubiertos” por los europeos, sino que ya existían antes y no necesitaban ser descubiertos por nadie. Pero, sin embargo, el concepto de “descubrimiento” desde un punto de vista es exacto porque América Latina es “descubierta” por la gula del capitalismo.

El capitalismo es un sistema que desde su surgimiento ha intentado siempre globalizarse. El concepto de globalización es de los últimos tiempos (digamos dos décadas tiene, más o menos) pero si nosotros pensamos adónde iba Colón, Colón iba a globalizar el mundo, establecer un sistema-mundo. El capitalismo finalmente establece un sistema-mundo en tanto sistema de circulación de mercancías y sistema de búsqueda de materias primas para fabricar esas mercancías.

Lo que se establece aquí es un juego entre los poderosos que son los que conquistan y los que extraen la riqueza y los que entregan la riqueza, los que son saqueados. Entonces nosotros hemos llamado, desde hace mucho tiempo, a los poderosos, el centro, los que habitan la centralidad. Y a los continentes que han sido saqueados por la voracidad del capitalismo europeo los hemos llamado la periferia, la marginalidad o la subalternidad.
En realidad hay un pensador cubano –Fernández Retamar- muy conocido, que habla de los países del centro del mundo como países subdesarrollantes. O sea que habría países subdesarrollados y países subdesarrollantes, porque los países subdesarrollantes son eso es que existen los subdesarrollados. No estamos planteando aquí ninguna teoría del monstruo externo y de la inocencia total de los países que han sido saqueados. En los países que han sido saqueados siempre hubo clases aliadas –poderosísimas- al saqueador externo.
Ahora, la búsqueda que tiene que emprender América Latina es la búsqueda de una sustantividad. La búsqueda de una identidad. La llegada del colonizador europeo es una llegada típica del colonialismo porque llega con la espada para matar a quienes se opongan y llega con la cruz del catolicismo para evangelizar y conquistar las almas de aquellos que también quieran entregárseles en la modalidad de entregar su alma, ser fieles católicos y no morir. Entonces, la cruz y la espada están en el comienzo.

2 La razón en cuestión

Esto que vengo diciendo sobre la comunión entre la cruz y la espada es típico de todo colonialismo. Todo el colonialismo capitalista se ha caracterizado por colonizar en nombre de valores. Y, ahí, desde el comienzo se coloniza en nombre de la religión, en nombre –nada menos que- de Dios. Es decir, llega la cruz con la espada. En realidad la gran justificación de la conquista de América para extraer todo el oro y las riquezas de América es que se llega para evangelizar a los indios, para darles un alma (porque naturalmente no tienen un alma). Entonces los conquistadores, por medio de los clérigos, les van a dar un alma.

Luego, cuando la religión pierda su poder, va a ser reemplazada por la razón. Entonces lo que el colonialismo -a partir de Descartes que publica el “Discurso del método” en 1637- hace es poner a la racionalidad en el centro de la historia. Pero pone a la razón en el hombre. El hombre es el que tiene el poder de la racionalidad, el hombre es el que piensa y el hombre es el que encarna la razón. Ahora, como la filosofía europea ha sido el arma y la expresión reflexiva de los intereses históricos y económicos europeos, esta razón va a ser la razón europea. Entonces todo territorio en el cual entre el poder político y económico europeo va a ser un territorio conquistado por la racionalidad. Un ejemplo: si Francia en 1830 entra en Argelia, Argelia tiene la dicha de ser conquistada por la racionalidad francesa que es una parte de la racionalidad de la modernidad occidental capitalista.

Ahora bien, hay muchos filósofos que en el siglo XX han cuestionado a esta racionalidad y lo podemos hacer nosotros hoy mismo, desde aquí, desde ahora. ¿Adónde nos está llevando la racionalidad occidental? Este mundo es el mundo que construyó la racionalidad occidental. En este momento se enfrenta con otra civilización que no fue construida por la racionalidad occidental, con el Islam –digamos. Pero lo que enfrenta a la civilización del Islam es la civilización occidental. La civilización occidental hoy está peleando en Irak y está encarnada en el poder de los Estados Unidos que representan al occidente racional, al occidente portador de valores civilizatorios. 

Hay muchos filósofos que están diciendo que esta racionalidad occidental, instrumental, codiciosa, nos está llevando a un apocalipsis ya visible. ¿Dónde comienza esto? El principal filósofo que ha hecho una crítica a la razón occidental fue Martin Heidegger. Ése es uno de los motivos de su presencia tan contundente –y en mi opinión abusiva- en las academias norteamericanas y en todo el mundo (también en la nuestra). Pero el segundo Heidegger, es decir el Heidegger que sigue al Heidegger de “Ser y tiempo”… hay un Heidegger que escribe “Ser y tiempo” en 1927 y luego Heidegger hace una voltereta y comienza con otro trabajo que consiste en la crítica a la modernidad capitalista. Pero no al estilo de Marx: la modernidad capitalista es injusta porque es expoliadora, porque es explotadora, por la lucha de clases; todo eso a Heidegger no le importa. Lo que Heidegger dice es que la modernidad capitalista está devastando la Tierra, está arrasando la Tierra a través de la técnica. Todo el segundo Heidegger es una crítica a la técnica en tanto devastadora del mundo en que vivimos.


3 Colonialismo e imperialismo

En un reportaje que Heidegger dio a Der Spiegel (1966) y pidió que se publicara después de su muerte, termina diciendo: “Esto en lo que el hombre hoy vive ya no es la Tierra”. La expresión es muy válida y los ecologistas se han agarrado legítimamente de esta expresión porque que esto en lo que hoy vivimos ya no sea la Tierra quiere decir que la Tierra está siendo devastada. Y si la Tierra está siendo devastada, el planeta está siendo devastado y entonces tenemos que Estados Unidos se retira del Protocolo de Kioto, y se van a deshelar los polos, y el calentamiento global y la tala del Amazonas, etc. El capitalismo es tan voraz que no se detiene ante nada. Por eso está esa leyenda que dice que antes de salvar a la Tierra van a salvar a los bancos. Porque para salvar a los bancos ahí van corriendo pero la Tierra la están destruyendo. Va a llegar el momento del gran tsunami y ahí se van a dar cuenta de todas las calamidades que hicieron (si es que no están viviendo en otro planeta. Porque uno no se explica cómo están destruyendo tanto éste, si no tienen otro adonde rajarse cuando éste se destruya).

El colonialismo no se detiene porque ¿qué es lo que ocurre? Un país que necesita tantos elementos energéticos no los puede encontrar en su propio territorio, entonces tiene que ir a buscarlos afuera. Esto siempre fue así. Cuando Inglaterra necesitaba materias primas baratas, se las dio América Latina y en gran medida la Argentina que fue llamada “el granero del mundo” porque le daba a Inglaterra las vacas, las mieses y el ganado.
Pero, en este momento, lo que está haciendo Estados Unidos para asegurarse aquellos productos energéticos por los cuales sus industrias pueden funcionar, el país puede funcionar -fundamentalmente el elemento del petróleo-; ha consistido no ya en lo que hacía el imperialismo. Lo que hacía el Imperialismo era conquistar con la economía. Hay una concepción en donde a partir del siglo XIX los ingleses dicen no hay que entrar más en los países, lo que tenemos que hacer es dominarlos con la economía. Y efectivamente, dominan a los países a través de la economía, con los préstamos, la deuda externa, el endeudamiento de los países laterales, subalternos, periféricos. Pero Estados Unidos está variando esta modalidad, está uniendo el imperialismo con el colonialismo porque si algo caracterizaba al imperialismo era no quedarse en los países que sometía (porque los sometía con la economía, como dije). Esta “guerra contra el terror” que desarrolla Estados Unidos lo ha llevado a instalarse en los territorios que quiere, no sólo combatir, sino que quiere extraer toda la riqueza esencial para mantener sus industrias funcionando. Y también la guerra se hace para que la industria armamentística (que es una industria fundamental en los Estados Unidos) pueda continuar funcionando porque ésa es la máquina que tiene que funcionar.
 
Entonces van, invaden Irak, lo matan a Saddam, se instalan en Irak y ahí se quedan. Ahora quedarse en el país que se ha conquistado es gravísimo porque siempre surge una resistencia nacional que va desgastando al ejército colonizador. Pero, habíamos dicho que la razón occidental no se detiene ante nada. Que el occidente racional, la modernidad capitalista no se va a detener, y sigue instrumentando los mismos valores que se instrumentaron durante la conquista de América. Porque Estados Unidos lo que está diciendo es que cuando llegan sus soldados a Irak, llega a Irak la libertad, la democracia y el republicanismo. Es decir que ellos les están haciendo un enorme favor a los iraquíes porque les están llevando la posibilidad de un orden democrático que van a instalar en ese país sometido por dictaduras desde tiempos difíciles de recordar.


O sea que el imperialismo norteamericano, el colonialismo norteamericano que va y se queda ahí sigue instrumentando valores, es decir: somos la democracia, somos la libertad, venimos a librarlos de los dictadores por eso hemos desplazado a Saddam y ustedes tienen la suerte de que nosotros estemos aquí, porque nosotros somos el progreso, somos la modernidad, y ustedes son el atraso, ustedes se han quedado en el siglo XIII y necesitan que nosotros vengamos para modernizarlos. Entretanto, mientras están tan entretenidos con los territorios islámicos –porque también están pensando hacer algo con Irán-, América Latina está como disfrutando de un recreo. El imperio está muy concentrado en determinado lugar del mundo y está debilitado porque ahí no le va bien, entonces en América Latina han comenzado algunos procesos que será interesante analizar. Y los vamos a ir analizando porque esto es para analizar América Latina, la Filosofía y el colonialismo.


4 ¿Un pensamiento periférico?

Esta concentración que tiene el imperio bélico-comunicacional norteamericano (en algún momento voy a aclarar porque le digo bélico-comunicacional: porque es un imperio que se basa en gran parte en lo mediático. La comunicación como una gran herramienta de colonización mental en los países en donde quiere penetrar) lo lleva ahora a Irak, está en territorio islámico porque tiene el aval de vengar el 11 de septiembre, lo de las Torres Gemelas, el nine-eleven –como le dicen ellos-  y también de impedir un atentado nuevo.

Entre tanto en América Latina han surgido preocupaciones para el imperio porque han surgido gobiernos populistas que es algo que los liberales amantes del mercado detestan. Porque el populismo implica ante todo el intervencionismo del Estado en el mercado, y el mercado para el neoliberalismo debe ser libre. La mano de la política no puede entrar en el mercado. Esto ya implica que hay una manera distinta de estar pensando en el continente latinoamericano frente a los intereses de las clases poderosas, del establishment, que siempre ha tenido relaciones más que aceitadas con el imperio, con Estados Unidos. O sea que el hecho de que se le dé una primacía a la política frente a la economía en lugar de someter la política a la economía (como se hizo durante el gobierno de Carlos Menem en el cual la política desapareció para que la economía se hiciera su “banquete asiático”), esta primera década del siglo XXI, es un esbozo de un pensamiento diferenciado al pensamiento hegemónico de las grandes potencias.  

Entonces, el pensamiento diferenciado que implican estos procesos de América Latina en estos momentos nos tiene que llevar a preguntarnos si es posible un pensamiento autónomo, enfrentado o distinto o diferenciado del pensamiento del imperio. Nosotros creemos que sí, sino incluso no estaríamos haciendo esto. Creemos –y espero que no lo tomen como una enorme jactancia- que estar haciendo esto implica que existan pequeños micro-emprendimientos de ir logrando un pensamiento situado. El pensamiento situado es el pensamiento de lo local que no es el antónimo de global. Nosotros vamos a decir que la globalización se realiza en América Latina pero toma la forma de la “glocalización”. Es decir que América Latina no se aparta de una concepción globalizada de la historia, esa globalización que dan sobre todo los medios de comunicación –se han globalizado y el mundo es un papelito en donde estamos en cualquier lugar en cualquier momento.
Esto enfurecía mucho a Heidegger que decía: el tiempo ya no existe, lo único que existe es la rapidez. Es un concepto muy fascinante: no hay más tiempo, hay rapidez. Ustedes habrán observado que en ambientes como el cine o la televisión o en cualquier oficina cuando alguien dice ¿para cuándo querés esto?, el otro contesta: para ayer -como indicando la rapidez de lo que quiere. Pero “para ayer” es decir “no lo quiero”, en realidad está diciendo un disparate. Porque “ayer” pasó, “ayer” no es. O sea, lo quiero para una temporalidad que ya murió. Esto que lo piensen los piolas que dicen para ayer. 

Ahora, América Latina tiene que expresar que participa de la ontología que es el planeta. Es decir que hay un SER del planeta, este planeta ES. Pero América Latina tiene que SER de un modo distinto a como el imperio es. Tiene que ser su propio rostro, su propia historia, su propio voluntarismo, su propia capacidad de pensarse y buscarse a sí misma. La tarea de buscarse a uno mismo no es fácil en uno mismo. Pocas personas se buscan a sí mismas. Generalmente las personas viven buscando enajenarse para no reflexionar sobre sí mismas, sobre la vida que llevan, etc. etc. 

Sobre todo pensemos lo difícil que es para un continente pensarse a sí mismo. Pero lo que nosotros debemos decir es que si América Latina no desarrolla un exhaustivo pensamiento acerca de su historia y de su proyecto actual diferenciándolo del proyecto imperial, del proyecto de las naciones hegemónicas, va a quedar sometida al proyecto imperial.
O sea, la tarea actual es pensarnos a nosotros mismos en búsqueda de nuestra propia libertad. 

Hemos terminado por hoy y nos vamos a ver, sin duda nos vamos a ver. Chau. Hasta luego.


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